jueves, 29 de octubre de 2009

-

Es muy extraño todo. me miro los pies y noto partículas, blancas o negras, es lo mismo, en todos los recovecos y rincones. Supongo que ese soy yo, el que se mira demasiado los pies y piensa que eso lo define. No sé cómo será la vida en Nueva York, o por qué me quiero ir a pasear por el mundo. A veces pienso que vamos a terminar juntos, viviendo en algún lugar apartado, quizás en el campo, durmiendo sobre el césped, o mirando como vuelan las luciérnagas. Eso es mi pasado más que mi futuro, pero no importa. Soy yo el que quiere salir a dar vueltas de noche, sólo para ver como está la ciudad cuando no hay gente, y se pierde esperando que algo pase. Yo soy el que cada vez ve menos, y sospecha que algún día no va a ver nada. Desconozco por qué deseo ver un verde ajeno, por qué me oprime el gris de esta ciudad que tanto amo, por qué no creo que sea posible el amor encerrado entre tanta furia de autos zonda y vidrio. Ahora mismo está llegando el viento, como una amenaza, pero nada se vuela, a lo sumo se cubre de polvo.

Pero capaz que no sea yo, capaz que seas vos, llegando un día a mi vida, diciendo Hola, soy... y a veces miento y a veces digo la verdad. Vos esperándome para perdernos un rato y conteniendo las lágrimas mientras te acaricio. Vos abrazándome en alguna esquina oscura, o riéndote de mi incomodidad. Vos esperando que comprenda que no puedo vivir como vivo, esperando que algún día vuelva. Yo a veces miento y a veces digo la verdad. Y el viento me arrastra, otra vez y una vez.