no los ojos viejos y cansados
hartos de mirar la muerte
grises y perdidos
con el hastío de los sueños engastado
en el iris arruinado,
en las cavernas de las pupilas
donde la soledad ya no es sutileza.
No los ojos frescos e inexpertos
ansiosos de comienzos sin demora
que buscan en lo nuevo las verdades
ocultas, casi siempre
inaccesibles
casi siempre
inaccesibles
para mi tus ojos
en los que vivo
y tengo paz