lunes, 29 de septiembre de 2008

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no los ojos viejos y cansados
hartos de mirar la muerte
grises y perdidos
con el hastío de los sueños engastado
en el iris arruinado,
en las cavernas de las pupilas
donde la soledad ya no es sutileza.

No los ojos frescos e inexpertos
ansiosos de comienzos sin demora
que buscan en lo nuevo las verdades
ocultas, casi siempre
inaccesibles
casi siempre
inaccesibles

para mi tus ojos
en los que vivo
y tengo paz